Tras ver un extraño objeto espacial explotar reiteradamente más de mil seiscientos veces en un período bastante corto, los astrónomos todavía no saben qué es verdaderamente. El objeto es la fuente de una racha de radio veloz (FRB), un extraño fenómeno espacial que solo se descubrió en dos mil siete y del que se sabe poquísimo. Aún quedan ciertos modelos. La mayor parte semeja liberar su energía de una vez, al paso que se ha observado que ciertos liberan rachas de energía múltiples veces. Uno de estos FRB es un objeto llamado FRB ciento veinti mil ciento dos situado en una galaxia enana a unos tres mil millones de años luz de distancia de nosotros. Utilizando el radiotelescopio chino de quinientos metros de apertura (FAST), los astrónomos estudiaron el FRB ciento veinti mil ciento dos a lo largo de un tiempo para procurar sencillamente compilar datos a este respecto. “Inicialmente, solo se trataba de coleccionar sellos”, afirmó Bing Zhang, astrofísico de la Universidad de Nevada en Las Vegas, en un comunicado a nuestros colegas de Live Science. Tras observar el FRB ciento veinti mil ciento dos a lo largo de más o menos sesenta horas, los estudiosos lo vieron explotar mil seiscientos cincuenta y dos veces, siendo su tasa más veloz una explosión cada treinta segundos. Los FRB son bastante difíciles de estudiar, en una gran parte por el hecho de que prácticamente siempre y en todo momento se han encontrado fuera de nuestra galaxia y, por lo general, a una distancia notable, aun en términos universales. No obstante, en dos mil veinte, se halló una FRB en nuestra galaxia y los científicos pudieron identificarla como una magnetar, que es un tipo singular de cadáver estelar conocido como estrella de neutrones. Es pronto para saber si todos y cada uno de los FRB son magnetares o bien si los magnetares son solo una posible fuente de FRB. Tampoco sabemos de qué forma los magnetares dan sitio a un FRB, con lo que es bastante difícil saber qué buscar en FRB ciento veinti mil ciento dos. Zhang pudo descartar los gases y el polvo que rodeaban la fuente como la causa, en tanto que la veloz sucesión de explotes no dio a este género de materiales el tiempo preciso para recogerse en cantidad suficiente para nutrir la próxima explosión.