Divulgación: Nvidia es un cliente del servicio del autor.
La conferencia GTC de Nvidia es mi preferida pues la compañía no solo habla de lo que ha hecho; ofrece un marco que explica de qué manera satisfará las necesidades que de forma frecuente no sabía que tenía. Por servirnos de un ejemplo, el acontecimiento del año en curso contó con múltiples demostraciones de tecnología que puede tomar una imagen de vídeo de en una videoconferencia, alterarla en tiempo real y dejar que su imagen hable cualquier idioma mientras que mira al público. Asimismo existe la capacidad futura de mudar potencialmente su apariencia a pedido.
(Ver el alegato del CEO es como mirar cara el futuro: el CEO de Nvidia, Jensen Haung, prosigue siendo el estándar de oro sobre de qué manera hacer que cualquiera de estas cosas sea épica).
En otra presentación, Nvidia resaltó un avatar de Huang ingresando a una asamblea y cooperando en tiempo real como proxy. El avatar parecía más una caricaturiza, mas en una charla siguiente a la presentación, Huang señaló que faltaban entre 3 y 5 años para conjuntar estas tecnologías. Para entonces, va a poder crear un gemelo digital que pueda efectuar labores que no puede efectuar debido a enfrentamientos de tiempo, o que son tan básicas que la inteligencia artificial puede efectuarlas de forma fácil. Es concebible que su avatar prosiga existiendo y evolucionando una vez que deje la compañía, se jubile o muera.
Este futuro plantea cuestiones fascinantes a las que nos enfrentaremos cuando estos avances estén libres.
Crea un gemelo digital
Huang sugirió un futuro en el que muchos de nosotros vamos a tener instancias de metaverso que se semejan a las webs de hoy. En vez de un montón de texto que especifica quiénes somos, o en mi caso, lo que escribí, tienes acceso a un avatar fotorrealista del dueño del lugar. Entonces, se puede invitar a este avatar a cooperar, contestar preguntas e inclusive redactar publicaciones, artículos u otras formas de comunicación.
En este escenario, es dueño de su instancia de metaverso y seguramente tiene los derechos de autor del contenido asociado, que continuaría emparejado con . Mas, ¿y si, en vez de ser el dueño del lugar, su empresa lo es? (No sería asequible crearlo, si bien seguramente brotarán servicios que podrían crearlo para , de la misma manera que tenemos servicios de sitios hoy en día). La compañía desearía preservar todo cuanto ha hecho por ella, y le agradaría mantén tus cosas privadas en privado. Mas al tener un avatar actuando como proxy, precisaría los dos conjuntos de datos. Esto podría resultar conflictivo.
Por ejemplo, si termina de dejar Ford por GM, Ford no desearía que GM interrogara a su avatar sobre la estrategia de Ford, y GM no desearía que Ford extrajera información reservado de su avatar. Esto podría solventarse clasificando adecuadamente la información, mas dudo que ninguna de las dos empresas desee que lo haga mismo. Esto puede requerir un servicio de terceros para resguardar la información reservado de su empleador y resguardar su información personal de las compañías para las que trabaja.
El apogeo de los avatares meridianamente plantea todo género de inconvenientes afines.
¿Inmortalidad digital?
Si tu avatar continúa una vez que te vayas a buscar otro trabajo, te jubiles o mueras, debería haber una forma de compensarte por su uso una vez que te vayas; a cambio, sostendría el avatar actualizado y dejaría que madure sin comprometer la privacidad. Sería de su interés sostenerlo viable, mas con las condiciones y la protección establecidas, su avatar no conduce a una batalla por la propiedad intelectual.
Las personas que trabajan en campos genéricos podrían crear múltiples avatares que funcionen en una pluralidad de negocios, cada uno de ellos produciendo ingresos que, en suma, se ganan la vida, tal y como la gente vive en las redes sociales hoy. Ofrecer servicios para regentar este establo de avatares suena como una futura ocasión de negocio para alguien.
Cuando muera, ese avatar podría continuar, dando ingresos a sus herederos (como orientación y compañía). Ciertas personas aun pueden vender o arrendar versiones de sus avatares a compañías de juegos que los utilizan para personajes no jugadores (NPC) más realistas. Una versión de ti podría pasar su vida digital como múltiples NPC que semejan reales y se comportan más como personas.
Cuando los avatares colaboran
Los futuros avatares podrían emplearse para la cooperación y aún te verías bien (podrías congelar tu edad). Como es natural, podría haber un inconveniente de idioma y la necesidad de traducir lo que afirmas a múltiples idiomas a la vez. Si, como sugiere Huang, la aplicación se halla entre , su cámara y su micrófono, podría hacer una traducción automática a otros idiomas. La aplicación de cooperación debería poder alterar su imagen para reflejar la manera en que se presentan sus palabras y eludir la latencia en tiempo real.
Si Huang lleva razón, y normalmente la tiene, estamos a 3 o 5 años de tener la capacidad de estar en múltiples lugares a la vez y extender múltiples versiones de nosotros mismos, pagadas. Podría administrar una vida mejor o crear niveles insalubres de dificultad que pueden ser bastante difíciles de manejar. Tratar primero con esta segunda parte afectará el tiempo que tardan en madurar los servicios y las capacidades relacionadas, y cuántas disputas resultan. Ya me puedo imaginar múltiples inconvenientes respecto al dueño de tu avatar y la adecuada administración de la información que contiene.
Los dejo con un último pensamiento. Para el final de la década, ciertos de nosotros podríamos tener miles y miles de proxies digitales, fundamentalmente pequeños digitales, corriendo. ¿Quién es responsable si uno de ellos descarrila?
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